(Yo
había esperado subir una entrada cada día a este blog, pero por las actividades
que voy a describir, nuestra pequeña delegación ha estuvimos activ@s todo e
día. Al nomás arreglar las fotos y ponerles códigos de cada día, se puso muy
tarde, y tuve mucho sueño. Pero voy a intentar ponerme al día.)
(There will be a few images in this blog, but I'll also post many more at: Nicaragua 2013-A
(Habra una fotos en este blog, pero voy a subir muchas más a: Nicaragua 2013-A
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We arrived in the Augusto Sandino airport in Managua late Wednesday night—later than we had expected. This provided the first surprise for someone who had not been here in such a long time—when I used to visit here, the international airport terminal was a small cinder-block building. It felt like the new modern terminal was ten times bigger—and that’s little exaggeration, if any. If I get back there during the day, I’ll try to take some pictures. By the time we got settled in the hotel, it was well after midnight—too late to even greet the other members of our group, aside from those who came to pick us up at the airport.
On Thursday morning, I had a little time to look for birds
around our hotel (I’ll post something about birds later), and then we all
finally assembled for breakfast and to prepare for the activity of the morning,
the event had brought us down here—the dedication of Centro Jessie, a new
childhood feeding station and preschool in the community of La Esperanza, en
the municipio of Tipitapa.
Even the short trip in our over-sized van and the arrival in
the community were nostalgic for me. Driving beside fields that showed the
brown vegetation and dust of the dry season brought back the dramatic
difference between the lush rainy period and the arid dry season. And arriving
in the community, seeing the houses, the dirt streets, the people, and finally
the seats set up under the tropical sun for the ceremony, brought me back to
the many times I had walked and photographed in such communities.
Llegamos al aeropuerto Augusto Sandino en Managua en la noche del miércoles—más tarde que habíamos esperado. Esto brindó la primera sorpresa por alguien que no había estado aquí por mucho tiempo. Cuando solía visitar acá, el terminal del aeropuerto internacional era un edificio pequeño de bloque y cemento. Pareció que la nueva terminal moderna era diez veces más grande, es esto es poca exageración, si exageración es. Si vuelvo durante el día, intentaré sacar unas fotos. Cuando por fin nos instalamos en el hotel, era pasado medianoche, demasiado tarde aún para saludar a los demás miembros del grupo, aparte de la gente que nos había recogido en el aeropuerto.
El
jueves por la mañana, tuve un rato corto para buscar pájaros alrededor del
hotel (Subiré algo sobre los pájaros después), y todo nos juntamos para
desayunar y preparar para la actividad de la mañana, el evento que nos había
traído para acá—la inauguración del Centro Jessie, un nuevo centro preescolar y
comedor infantil en la comunidad de La Esperanza, en el municipio de Tipitapa
Hasta
el viaje corto en nuestro van de tamaño exagerado y la llegada a la comunidad
me resultaron nostálgicos. Andar por campos que mostraban la vegetación color
café y polvo de la temporada seca revivió memoria de la deferencia dramática
entre la temporada de lluvias, tan exuberante, y la temporada seca, tan árida.
Y llegar a la comunidad, ver las casas, las calles de tierra, la gente, y
finalmente las sillas arregladas bajo el sol tropical para el acto, me devolvió
memorias de las muchas veces que había nadado y sacado fotos en tales
comunidades.
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The ceremony itself was very typical—and very lovely and
moving. When we arrived, in what was a typical moment that went right to my
heart, I saw that the physical preparations of the place where not quite done—a
few finishing touches were being applied: the ground around the flagpoles was
being cleaned and the also very typical cement pedestal between them was
getting the last brush strokes of paint
But before the ceremony, we were taken to the house that up
to this point has been serving as the pre-school and feeding center—even while
the family it belongs to still lives there. The simple fact that a poor family,
in a small house, would offer their living room for the preschool, and do the
cooking in their back yard, spoke loudly about the value of the activities to
the community, and the dedication with which the activists approach their
challenges.
El acto
en si fue muy típico—y muy lindo y conmovedor. Al llegar nosotr@s, en lo que
fue un momento típico que llegó directamente a mi corazón, vi que los
preparativos físicos del lugar no se habían terminado totalmente—se aplicaba
unos toques finales: la tierra alrededor de las astas de banderas se limpiaba,
y al también típico pedestal entra ellas se ponían los últimos brochazos de
pintura.
Pero antes
de que empezara el acto, nos llevaron a la casa que hasta este momento a
servido de preescolar y comedor—mientras que la familia a que pertenece sigue
viviendo allá. El simple hecho de que una familia pobre, en una casa pequeña,
prestara su sala para el preescolar, y dejara que se prepara la comida en su patio,
hablaba fuertemente de el valor de esta actividades para la comunidad, y la
dedicación con que l@s activistas enfrentan los retos.
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Once the visit to the house, playing with the kids, meeting the folks, taking pictures, was over, we assembled for the dedication ceremony. Without going into a lot of details, it was a very touching moment—a rather long moment, to be sure—in which we heard about the work of COMPALCIHT (the organization in Tipitapa) and their 25-year relationship with Tipitapa Partners. There was also a report about a number of social indicators, based on a census conducted last year by the organization, which indicated how much more capacity is need for feeding and providing pre-school centers. There were recognitions for various activists—Donna Katzin, the Director of Tipitapa Partners and the leader of our delegation, was given a silver medal, a recognition of the work of the Partners over these years. We were all given gifts. We gave them a framed copy of the bio of Jessie that my sister Leslie had written. There was a lovely cultural component, folk dances by three young girls. One of the moments I found moving came when a group of young women got up to speak. They had all been in the very first preschool class. Now a few of them have completed their high school education, one is about to enter the university, and one talked about having her daughter in the pre-school.
After the ceremony my sister Karen led the entire group to
the gate of the new building and cut the ribbon to enthusiastic shouts and we
all went in. In another touching moment, Karen and Kathy Goldman, our dear
friend and our mother’s closest friend for many years, put a box containing
Jessie’s ashes into the pedestal.
Once we had regained our composure, we went into the new
building, where for the first time the little kids were fed. Karen, in a
gesture that was absolutely what we would expect of her, stepped in to help
distribute food to the kids. I would have loved to join her, but of course, I
had my photographic responsibilities ☺
Una vez terminados la visita a la casa, el jugar con l@s chiquill@s, conocer a la gente, tomar unas pocas fotos, nos reunimos por el acto de inauguración. Fue un momento conmovedor—un momento largo, por cierto—en que escuchamos un historial del trabajo de COMPALCIHT (la organización de Tipitapa) y su relación de 25 años con Tipitapa Partners. Hubo también un informe sobre unos indicadores sociales, basado en un censo que la organización realizó el año pasado, que mostró que hace falta mucha capacidad más para alimentar y educar l@s muchach@s. Hubo reconocimiento de vari@s activistas—Donna Katzin, Directora de Tipitapa Partners, y líder de nuestra delegación, recibió una medalla de plata, reconocimiento de la labor de los Partners durante esos años. Tod@s recibimos regalos. Les regalamos una copia enmarcada de la biografía de Jessie que mi hermana Leslie había escrito. Hubo un elemento cultural lindo—baile folclórico por tres chavalas (jóvenes). Uno de los momentos conmovedores para mi vino cuando un grupo de mujeres joven se levantaron par hablar. Habían sido unas de l@s primer@s beneficiad@s por el programa. Ahora algunas han sacado su bachillerato, y una va a entrar a la universidad. Otra habló de tener hija en el programa ya.
Después
del acto, mi hermana Karen fue a cabeza de tod@s al portón de la nueva casa
para cortar la cinta, acompañada por gritos animados, y tod@s entramos. En otro
momento conmovedor, Karen y nuestra querid@a amiga Kathy Goldman, la amiga más
cercana de nuestra madre por muchos años, pusieron las cenizas de Jessie en el
pedestal.
Una vez
que recobramos la compostura, entramos en el nuevo edificio, donde por primera
vez dieron comida a l@s pequeñit@s allá. Karen, en un gesto que fue
absolutamente igual a lo ha de esperar de ella, se metió para distribuir comida
a l@s muchach@s. Yo habría hecho lo mismo, pero tenía mi responsabilidad
fotográfica ☺
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Meanwhile, a meeting started of our delegation, leaders of COMPALCIHT, some of the dignitaries that had attended, including a representative of the Ministry of Education, teachers and community activists and grassroots people. Among other things, we heard a plea directed to the ministry to approve grades 1-3, now that the building satisfies the requirements to be a primary school, and a plea to the community not to let kids walk along the highway to get to the center, since there are good paths through the community. This was the first, but not the last time, that we were able to be simply spectators during interchanges between grassroots activists and authorities, which of course were very interesting to us, as well as inspiring to the extent that they demonstrated a living, serious level of democratic participation (more on that later as well).
All in all, the event, which lasted well into the afternoon,
was a terrific one. We were happy to be there, impressed by both the needs of
the communities and the attempts to respond to those needs. Grassroots
activism, the leadership of women, community efforts, all of these were
inspiring and satisfying. We left even happier that this place had been named
for our mother and friend, Centro Jessie
Mientras
tanto empezó una reunión de nuestra delegación, líderes del COMPALCIHT, algunas
de l@s dignitari@s que habían asistido, incluyendo una representante del
Ministerio de Educación, maestras, activistas comunitarias y gente de la base.
Entre otras cosas, escuchamos un pedido al ministerio que se apruebe grados 1 a
3, ya que el edificio cumple con los requisitos para ser primaria, y una
llamada a la comunidad que l@s niñ@s no deben caminar al centro en la orilla de
la carretera, sino por los senderos dentro de la comunidad. Esta fue la
primera, pero no la última, vez en que pudimos ser simples espectadores durante
intercambios entre activistas de la base y autoridades, los cuales—desde
luego—nos fueron muy interesantes, además de inspiradores en la medida que
demostraron un nivel vivo, serio de participación democrática (más sobre ese
tema también).
Total,
el evento, que duro hasta muy entrada la tarde, fue una maravilla. Quedamos
alegres por estar, impresionad@s tanto por las necesidades de las comunidades
como por los intentos de contestar a esas necesidades. Activismo de base,
liderazgo de mujeres, esfuerzos comunitarios, todos nos dejaron inspirad@s y
satisfech@s. Salimos aún más conten@s que a este lugar habían puesto el nombre
de nuestra madre y amiga, Centro Jessie.